sábado, 16 de octubre de 2010



IBAGUÉ
CIUDAD SIN MAR Y SIN  GABIOTAS
PERO CON PERIQUITOS
Y PRIMAVERA ENCANTADA



Ibagué... ciudad sin mar y sin gaviotas, sin navíos ni marineros, pero con un río Combeima aventurero, con golondrinas viajeras, periquitos cantores y ocobos pintados con los colores del amor. Ciudad encanto, puerto seco desde donde partió como marino andino, para ser ciudadano del mundo Magroll el Gaviero, personaje de Álvaro Mutis, y Ciudad con las mismas calles restauradas por donde se fue Darío Echandía, pensando que era mejor "echar lengua que echar balas" y "meter las patas que meter las manos; con un chinchorro al hombro para pescar la noche y las estrellas en la eternidad. Ciudad donde Jorge Isaacs entró a los remolinos siniestros, sin María del brazo, y sin los remordimientos guerreros llevándole a los dioses la novela del amor y el perdón para los aduaneros y saqueadores del alma. Ciudad de Alberto Castilla, el príncipede la libertad y la palabra, que se inventó un templo para abrirle puertas y ventanas al espíritu. Ciudad de Luís Forero Latorre el mayor soñador con el solio del palacio amarillo, que creía posible El "Lecheoducto", para entregar con manguera ese líquido blanco a los hambrientos y desvalidos de tus habitantes. Ciudad desde donde se marcharon Maximiliano Neira Diago y Neira Lamus, viendo al paraíso de azul, con ángeles y vírgenes azules y sembrando de banderas del mismo color el universo y maxímílíanízando el cosmos mientras a ellos lo envolvía su bandera que creían que era la del redentor. El general Adriano Tríbín Murcia y don Adriano Tríbín Piedrahita, dos estandartes en tiempos diferentes, que sublimaron la palabra y le dieron a la tradición un altar en sus creencias así fueran a la equivocación. Garzón y Collazos, quienes tenían trompetas en las gargantas, Pedro J. Ramos con paisaje en el alma, Manuel Ramírez Castaño un ganchódromo para la risa y el goce de la bohemia. Emilio Rico muerto y resucitado vuelto a morir y a revivir. El Conde D'Artaluz, vestido como un gentleman, o "Cachaco de Monte" creyéndose el tumbalocas de toda la tercera con 12. Desde aquí se fueron al olvido José Joaquín Flórez Hernández llevando una homilía, Rómulo Perdomo, la juridicidad en la memoria para salvar las almas del infierno; Juan Tole Lis los genes de una raza estropeada y que en el más allá, aspira a reivindicar. Las mujeres de talle musical, que con Amalia Torres Muñoz, Gabriela Isaacs, Julia Inés Santofimio, Alicia Víla o Lucy Víana, se fueron de fiesta al Paraíso. Tulio Varón, el caudillo de la espada invencible, que se bebió todo el rojo de su sangre, como aguardiente de sacatín del que era su mejor catador. José Ignacio Camacho Toscano, el director insigne de la banda; Héctor Sánchez, Humberto Beltrán, Álvaro y Luis Carlos Echandía y Juan José Arbeláez reporteros de más allá de las estrellas, o Roberto Ruiz, el novelista que quiso entrevistar a Dios y se quedó dormido en el zaguán a la entrada de la inmensa alcoba de las once mil vírgenes, buscando amar por siempre a Marílyn Monroe.

Ibagué ciudad sin mar, sin gaviotas, y sus mejores golondrinas, las que llamaron inviernos y veranos y reinventaron la primavera encantada, se fueron con la muerte que no es más que un largo olvido, como lo dijo Darío Jiménez, antes departir, sin llevar la valija del regreso.